¿Quienes vinieron?

8 de agosto de 2015

Una era medieval, parte 6

Seee, tocaba "Días de escuela" pero como ya esta por acabar deben comprender que me es difícil acabar una serie, siempre tengo miedo de que acabe mal o no me guste y eso no me gusta así que me toma mas tiempo pensar un buen final. Se que dije que tal vez escribiría como Mepheles se había aliado con Héctor y eso...decidí que sí, voy a contarles como sucedió todo, así que pónganse cómodos y acabemos pronto con esto para que prosigamos con la otra historia, tal vez si mate a alguien aquí...¡Vamos allá!

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En los terrenos del gran reino de Cardel, pasea por los jardines reales un joven erizo que responde al nombre de Héctor, que para su edad ya es el rey de uno de los mas prósperos reinos y a su lado su guardaespaldas personal y su consejero mas confiable Eler

-¿Las rozas azules que pedí aun no llegan?-

-No majestad, como las pidió del otro lado del mundo, les toma tiempo traerlas por mar-

-Estoy cansado de las rosas rosas pero no verlas es incluso mas horrible- a los jardines llega un cuervo que Eler recibe en su antebrazo -Que asco de bestias- Eler toma la carta que trae y la lee -¿Y bien?-

-Se me informa que el rey Arturo a sido derrocado y su trono ahora es de un tal Sonic-

-¿Que? ¿Qué derecho tiene ese bastardo de poseer las tierras que por derecho son mías? ¡Envía un cuervo, que se le haga saber que esas tierras son mías!-

Las ordenes de Héctor fueron comunicadas de inmediato al rey Sonic pero este le escribió de nuevo "Querido Rey Héctor de Cardel, estoy al tanto de su posición pero se me informa de que usted no tiene ningún derecho de poseer Avalon, deseando la paz entre los dos reinos espero que no lo tome mal, atentamente el rey Sonic" indignado, Héctor siguió enviando cartas reclamando lo suyo pero no recibió mas respuestas, así paso una semana hasta que un día llego Eler al gran salón del trono con un cuervo en el hombro y la carta en la otra mano, se arrodillo al llegar al trono donde su rey miraba por la ventana

-¿Qué te trae aquí?-

-Un cuervo ha llegado-

-Evidentemente-

-Es de su hermano, pide su presencia para conmemorar la muerte de su padre-

-Ja, hacia tiempo que ya no llegaban esas cartas ¿De verdad cree que ire? Él fue quien me arrebato parte de lo que era mío-

-Con todo respeto su majestad, su padre fue quien repartió sus tierras entre sus dos hijos-

-Soy el hijo menor, pero soy mas inteligente y hábil, ellos son solo campesinos que se arrodillan ante lo pacifista, el mundo no es pacifista, es cruel y devastador hace tiempo debieron haber muerto, así yo tendría Trantos y la paz que tanto anhelo se acercaría más-

-¿Como Cardel, majestad?-

-Cardel, un bello reino, perfecto, sin delincuencia y respeto hacia su rey, seria glorioso expandir esta paz hasta Avalon y aun mas allá-

-Nuestro ejercito no es tan numeroso como el de Avalon, además, tienen poderosos caballeros-

-Eso ya lo se, de no ser así ya habría enviado un batallón e inclusa a todas las tropas a incendiar esa pocilga...como sea, si pudiera derrotar ese reino primero el resto no seria ningún problema- Héctor suspiro

Desde la puerta se oyeron golpes, lo cual seria la cosa mas extraña en el castillo ya que aparte de Eler nadie tenia permitido, hablar o molestar al rey; Héctor se levanto de prisa al igual que Eler, que saco su espada y se puso en guardia, se trataba de una anciana que apenas podía caminar y tapada por una vieja capucha

-¿Quien eres?- pregunto Eler

-Nadie, nadie, solo iba pasando cuando oí lo que dijo mi rey y pensé que si de verdad quería obtenerlo todo yo tendría la solución- tartamudeo la anciana, al oír esto Héctor se mostro mas interesado en la anciana

-Espera, Eler, dime anciana ¿Cómo podría hacerlo?- lentamente se empezó a acercar Héctor mientras Eler lo escoltaba

-Pues...si pide ayuda a un nigromante...específicamente a...Mepheles-

-¡Imposible! Esa es solo una leyenda-

-Silencio Eler ¿Cómo podría pedir su ayuda?-

-Obsidiana, un poco de sangre real, las llamas de un dragón y una pequeña ayuda que con gusto brindare- Héctor estaba fascinado pero Eler no se creía nada

-¿Esta bromeando? ¿Fuego de dragón? Todos saben que están extintos ¿De donde piensas que sacaremos eso?-

-Tiene razón, hace tiempo se extinguieron y seria un problema encontrarlas pero no lo serian...si mucho antes de que se extinguieran alguien las consiguiera- de sus túnicas saco dos piedras negras, se dio la vuelta y en dirección a un tapice del reino froto las piedras con fuerza, unas bestiales llamas salieron calcinando casi al instante el tapice, miro a Héctor y reverenciándolo le mostro las piedras -¿Ahora me cree, su majestad? Permítame llevarlo ante el nigromante, Mepheles-

-Eler...obsidiana, trae toda la que puedas, le haremos una pequeña visita a ese Mepheles- decía  Héctor mientras veía el tapice reducido a cenias

-Sí- ahora Eler tenia menos dudas acerca de la magia que la anciana prometía

Eler llevo en un carruaje a Héctor y a la anciana, cargados con varias vasijas de obsidiana se adentraron al bosque oscuro como lo indico la anciana; ese bosque era bien conocido por la mala energía de sus alrededores y que de los arboles solo salían negras hojas;; estuvieron dentro del bosque por varias horas y ya había anochecido, Eler estaba seguro de que estaban perdidos pero no recibió ordenes de su rey pues sus dudas eran calmadas por la anciana que le decía a que a él le gustaba la lejanía

-¡Alto!- grito la anciana, Eler se detuvo justo en una solitaria pradera donde se veía que crecía un verde pasto al rededor de un bello roble, la anciana bajo y enseguida bajo Héctor -Vamos su alteza, ya casi amanece- Eler bajo la obsidiana -Rápido, rodea el árbol con la obsidiana- de las manos de Eler la anciana tomo una obsidiana y se la acerco a Héctor -Solo unas gotas en esta piedra-

Héctor corto sin dudar su mano y la dejo sangrar sobre la obsidiana, la anciana la tomo y la llevo al roble, donde Eler ya estaba acabando de poner la obsidiana, la anciana metió la piedra en uno de los agujeros del roble e hizo retroceder a Eler

-Este preparado su majestad, pronto lo vera frente a frente- con las piedras que tenia volvió a hacer ese fuego intenso de antes y lo dirigió al verde árbol, el árbol se perdió bajo las llamas de dragón, la obsidiana de su alrededor se derritió dejando un charco de obsidiana derretida, la anciana alejo el fuego y el árbol permanecía intacto

-¿Eso que significa?- pregunto Eler

-Magia, muy poderosa de hace tiempos inmemorables, lo que se guarda aquí esta muy bien resguardado- Héctor se acerco al árbol, pasando por alto el charco de obsidiana

-Majestad, aguarde-

-Atrás Eler, quiero verle- Héctor se acerco casi hipnotizado por el tronco del roble

En su centro noto un brillo inusual y con la mano lo toco, un agujero se abrió y Héctor introdujo su mano, sintió algo y lo saco, era un anillo de azul turquesa brillante, un roble en llamas era lo que dibujaba, al ponérselo el árbol dejo caer todas sus hojas, secas y sin vida, el pasto de alrededor se seco y lentamente el tronco del árbol se desenrollo hasta dejar ver un agujero en sus raíces, un fétido olor escapo y borro el tono marrón del tronco, ahora era de un tono gris y petrificado, del fondo del agujero salió un erizo negro, con unos ojos vacíos y un tono verde oscuro, estaba tapado por una capa negra y lentamente acaricio sus espinas que al momento se tiñeron de verde, miro a su alrededor, notando la cara de satisfacción de la anciana y a Eler que preparado para cualquier ataque sostenía el mango de su espada enfundada pero lo que mas curiosidad le daba era ese extraño erizo verde frente suyo, con una brillante corona de oro y una elegante capa roja, curioso se acerco a el y mirándolo de pies a cabeza le pregunto

-¿Quien eres tú?- se oyó su burlona voz

-¿Por que no tienes boca?- desvió la pregunta Héctor

-¿Por que? ¿Te gustaría verla?- violentamente desgarro su boca para dejar ver su sonrisa, conformada por todos sus afilados dientes, Héctor no se asusto, solo miro sus extravagantes dientes -¿Ahora me contestaras?- dijo Mepheles molesto pues esperaba que se asustara, Héctor paso sus manos a su cintura y dominante se paro

-Soy su majestad Héctor de la rosa y esperaba mejores modales de ti, fui yo quien te despertó y ahora eres mi lacayo- dijo en un tono superior

-¿Lacayo? Usted es demasiado grosero, puesto que su pago no se ha hecho ¿Y espera que trabaje con un rey sin trono y su sucio lacayo?- levanto su brazo en dirección a Eler, en su mano se hizo un remolino de humo negro y al cerrar su mano apareció una ballesta, Mepheles jalo el gatillo y una flecha negra como el carbón y de plumas chamuscadas salió disparada hacia Eler, que de un solo movimiento de su cuello logro esquivar, la flecha impacto el carruaje y este se pudrió en un abrir de ojos al igual que el caballo que se convirtió en huesos, Eler miro el poderoso daño que causo con asombro, al ver que fallo Mepheles soltó carcajadas -Ustedes si que son divertidos- su risa fue interrumpida por un paso que dio Héctor hacia él

-¡Calla! Yo soy Héctor de la rosa, rey de Cardel, heredero del mundo y como te he liberado de tu prisión mi pago esta realizado, tu lealtad será para mi y tu voluntad será obedecer mis deseos- Mepheles hizo una pequeña reverencia

-¿Entonces, que desea?-

-Como has destruido mi carruaje y quiero ver tu poder, deseo que nos lleves de inmediato a mi castillo- Eler miro incrédulo a Mepheles, este le sonrió a Héctor y de su capa saco la obsidiana con la sangre de Héctor

-Sus deseos son mis ordenes- en la mano de Mepheles empezó a derretirse la obsidiana con la sangre de Héctor, esta se volvió polvo y un tornado de polvo negro los envolvió, agito la capa de Héctor violentamente pero no se mostraba sorprendido, repentinamente el tornado desapareció, dejándolos frente al castillo, en el patio principal -Bienvenido de nuevo a casa- Héctor dio un paso adelante satisfecho del resultado

-Bien, has cumplido bien anciana ¿Qué deseas como recompensa de tu lealtad?- dijo dirigiéndose a la anciana

-Solo suplico a su majestad que me deje servirle al lado de mi maestro- Héctor la miro confundido

-Bien, entonces aceptare tu petición- Eler paso de Mepheles y se puso al lado de Héctor mientras este se puso en frente de la anciana

-¡Vivien! Hace tiempo no te veía ¿Qué es esa apariencia tan lamentable?- las palabras de Mepheles llaman la atención de Héctor que curioso mira a la extraña pareja

-¡Hey! Tú estas bien conservado pero yo no tuve tu suerte- sonrió Vivien

-Eso no esta bien, solo es un pequeño agradecimiento- Mepheles baila con Vivian hasta que la inclina y lentamente la besa, de nuevo el humo negro entra a su cuerpo y al dejar de besarla se miran a los ojos y lentamente sus arrugas se desvanecen, su maltratada piel se desvanece y sus ropas son sustituidas por un precioso vestido esmeralda -Que tu belleza refleje tu poder, jamás te hagas vieja- Mepheles mira a Héctor -¿Y cual será su siguiente deseo?-

-La magia que usas...-

-Oscura, por supuesto, mas poderosa que la blanca...pero mas costosa-

-¿Y cual será su precio?-

-Lo primero es asegurarme de que sepa que por usarla ira a la profundidad del infierno, donde será atormentado por toda la eternidad, segundo, que puedo hacer, matare por usted y por cada muerte será un eslabón en una larga cadena que cargara en el infierno, cada eslabón pesara 1 tonelada, no puedo curarlo de una herida de gravedad y todo lo que diga, tercero, cuando este apunto de morir seré yo quien le de el golpe de gracia y por ultimo, quiero tu cosa favorita en el mundo- sonrió Mepheles

-¿De que estas hablando?- pregunto Eler confundido

-¿Como?- Héctor pensó que pasaría por su oscuro corazón al pedirle tal cosa, Mepheles le sonrió de nuevo como si se tratara de una broma -¿Eso es lo que quieres? Si es así tómalo, no me importa- dijo Héctor, se dio vuelta y camino al interior de su castillo

-Gracias...majestad- Mepheles se convirtió en una nube de polvo y salió de prisa del lugar al encuentro de esa persona (¿Están listos para esto? ¡Rápido, vamos allá!)

Mepheles llego de prisa al lugar, se tapo su cabeza con la capucha de su capa y salió del bosque hacia la fortaleza, los guardias fuera lo trataron de detener pero de un golpe a todos dejo inconsciente, entro sin problema, en las escaleras trataron de detenerlo pero los tiraba y los dejaba caer, de nuevo trataron de detenerlo pero desde abajo

-Que fastidio- dijo Mepheles aburrido de esos debiluchos, de un chasquido inicio un incendio descomunal -Te encontré- abrió violentamente la puerta para encontrarlo sentado y acompañado de un cuervo, instintivamente supo que era un enemigo y busco de prisa su espada pero Mepheles lo ataco con su ballesta y negándole el acceso -Sentí tu presencia desde que me libere pero no sabia que resultarías ser un caballero, cachorro-

-¿Quien eres tú?-

-Mepheles The Necromancer, Bors ¿Cierto? De una sola gota de sangre puedo saber todo de una persona-

-¿Y tú que podrías saber?- violentamente Bors se lanzo contra su espada pero antes de desenfundarla Mepheles lo detuvo y bruscamente lo alejo de nuevo, estrellándolo contra la pared y provocando que la débil estructura tirara algo del otro lado de la puerta

-¡Todo! No hay secreto que Héctor me pueda guardar, tu forma de lucha, tu actitud, las curvas de tu cintura- sonrió al tiempo que desenfundaba la espada de Bors -Debo informarte que te matare aquí-

-¡No lo creo!- en ese momento Mepheles lo corto tan profundo en el pecho que rompió su armadura y manchando un cuervo que seguía por ahí

-Créelo, ahora, no me gusta matar así como así, te hare pedazos y luego te daré el honor de morir- por pura diversión corto los tapices del lugar, cuando de pronto oyó que del otro lado de la puerta los soldados trataban de abrirla

-¡Sir! ¡Responda! ¡Sir!-

-Salven a los heridos...yo ya estoy muerto ¡Obedezcan!-

-Es noble de tu parte tratar de salvarlos, pero libere sus caballos ¿A donde irán?-

-No les harás daño, solo me quieres a mi- Mepheles apareció frente a el y bruscamente lo arrojo sobre su escritorio

-Te hare suplicar que los mate a ellos y no a ti- Bors presiono sus dientes con fuerza, violentamente Mepheles arranco su armadura y en un segundo lo penetro repentinamente

La repentina violación no acabo en solo una penetración sino que para mantener su diversión y no su excitación, comenzó a golpear bruscamente a Bors hasta hacerlo sangrar de la nariz, al notar que casi se queda inconsciente le dio vuelta y mirando hacia abajo lo empezó a desgarrar desde dentro, oyendo sus gritos, lo tomo del pelo y lo azoto contra el escritorio, aun insatisfecho lo arrojo contra el piso y forzando su boca le metió su pene para que le mamara, se corrió dentro y lo ahogaba con su semen, Bors trato de detenerlo y empujo su abdomen, feliz por su desesperación tomo su hombro y lo disloco, soltó a Bors que se retorció de dolor y escupiendo lo que podía

-¿Aun puedes quejarte?- dijo lamiéndose los dedos pues su sangre salpico su abdomen -Mmm ¿Quién es ese Galahad? ¿Debería ir por él?- con dificultad Bors se paro y con fuerza tomo su capa -¿Que? ¿Crees poder hacerme algún daño? Jaja- rio Mepheles, Bors tembló ¿Qué podría hacer en esas condiciones contra ese monstruo? Solo una cosa, en su descuido Bors beso los labios de Mepheles, este estaba confundido y de un puñetazo se lo quito de encima -¿Que fue eso? Bastardo- Mepheles estaba confundido, repentinamente Bors le arrojo un libro que atravesó la ventana -¿Que haces?- Mepheles estaba irritado, el sol comenzó a salir y hacia el voló el cuervo que estaba dentro -Me tienes harto- Mepheles lo arrojo contra el armario que estaba abierto, Mepheles tomo su espada, dispuesto a matarlo pero en ese segundo lo dudo, los ojos de Bors miraban salir el sol

-¿Es la ultima vez que lo veré?- pensó mientras Mepheles se acercaba

-¡No, no conseguirá darme pena!- Bors lo miro cansado, desesperado por primera vez Mepheles clavo su espada en su abdomen y retrocedió, Bors escupió sangre y de inmediato Mepheles atravesó su pecho y arranco su corazón -Muere, solo muere- Mepheles cerro la puerta del armario y le prendió fuego -¡Muere!- deprisa se camuflo con el humo y huyo del lugar de regreso a Cardel

En el presente

Mepheles va con Héctor, Vivien y Eler rumbo a Trantos, este aun toca sus labios por el beso que recibió hace días por su enemigo, Vivien le baja las manos y le sonríe, después de tanto viajar al fin llegan a las puertas de Trantos, camuflando sus verdaderas intenciones entran aparentando ir de visita; en la puerta del reino encontraron al rey que venia seguido por su capitán de la armada, su hermano también era un erizo verde que seguido de su capitán recibió a Héctor

-¡Héctor! Hermano, es un alivio que nos veamos sin que tu ejercito amenace a mi reino-

-Marcus, es agradable verte pero no es lo que parece, realmente si te quiero invadir y le has permitido la entrada a mi ejercito-

-¿Eler? Mi capitán podría matarlo en un instante ¿Por que no te vas tranquilamente? O hare que lluevan flechas sobre ti- Héctor camino lentamente hacia Marcus y como lo prometió, dejo llover flechas sobre él pero ninguna le dio -¿Como es posible?- quedo perplejo

-Hare esto de la forma fácil, entrégame pacíficamente el reino o te asesinare y a todos los que estén en contra-

-¡Jamás! Resolvamos esto en un combate de guerra-

-Como quieras, nada cambiara-

(En este tipo de batallas, el mas fuerte de cada bando pelea por su reino y así se evita la matanza de soldados) El capitán de Marcus dio un paso hacia delante, Marcus sabia que contra Eler su capitán no podría perder pero de inmediato salió Mepheles del carruaje acompañado de Vivien ¿Quién era ese extraño ser? Nunca lo había visto antes

-¿Es una broma? No peleare contra un campesino- se quejo el capitán en forma de burla

-¿Campesino? Perdonara usted pero también soy un soldado- Mepheles le dio su capa a Vivien, hizo como si tomase algo encima de su frente, invocando humo  negro entre su mano y al jalarlo apareció un yelmo y una armadura de nada, en su mano aun tenia humo y al sujetarla apareció una cadena y al final cayo una pesada hacha -¡Que empiece la matanza!- el capitán desenfundo, pero era tarde, Mepheles de un solo movimiento separo su cabeza de sus hombro, rio desbordante

-¿Y? ¿Ahora me darás el reino?- pregunto de nuevo Hector

-¡Nunca! ¿Me oyes Héctor? ¡Jamás será tuya! ¡Sobre mi cadáver!-

-Bien, Mepheles, dale placer al ex rey Marcus-

-Como ordene- Mepheles arrojo su hacha y es un segundo decapito al rey -Valor, el valor de un héroe, eso no sirve frente a mi ¡¡El decapitador de los héroes!!- grito Mepheles al tiempo en que se reía

-¡Ciudadanos de Trantos, la administración ha cambiado!- proclamo Héctor mientras se reía con Mepheles, el día se oscureció con la muerte del buen rey Marcus y el cielo lloro por el asenso del dictador

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Y llego el yaoi, todos somos felices de nuevo
Ren: No solo me matas ¿También esto?
Lobito: Ya, no te enojes, mira te dejo un recado Nataly
Ren: *Lee* 0///0 Uhm...esto...¿Como?...
Lobito: ¿Qué dice la nota? ¿Quieren saber? La continuación de esta historia en Ren The Wolf (Facebook)
Ren: ¡No publiques mi vida privada!
Lobito: Tranquilo, no lo hare...tal vez

Eso a sido todo por esta vez, espero leerlos luego y no olviden seguirme para estar al tanto de todo, gracias y hasta la próxima, manada -v-

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